Prensa MPPC (21/10/2024) .-. El artista plástico y escultor oriundo de Valencia, Javier Miranda, inauguró este sábado 19 de octubre de 2024, en la sala 8 del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas Armando Reverón (Maccar), su exposición Volúmenes Concéntricos, en la que exhibe piezas de origami modeladas con acero galvanizado, que van desde cubos truncados, cuboctaedros, octaedros, cubos simples, pentágonos y plegados.
“Ahora mismo estoy trabajando con acero galvanizado, por el grosor y la densidad que nos da este material, además de eso es un producto muy típico de Venezuela, es un acero que se mete en una piscina con electricidad y galván, y este repele todas las partículas, por eso el acero galvanizado no se oxida, es maravilloso, tiene hasta 20 años de garantía”, explicó el escultor.
Dentro de las particularidades que destacan a este artista plástico criollo por encima del resto, se puede mencionar el uso de la técnica del remache, pues Miranda da uso a este elemento para evitar la aplicación de soldaduras en sus piezas, afirmando que le “encantan los remaches porque al hacer esta suerte de origami no hago soldadura, entonces es una obra que está pernada, están juntas una con otra, se miden milimétricamente y se van conectando”.
Asimismo, el artista plástico definió la elección de los colores para sus piezas de origami como una “gama infantil”, pues decidió alejarse de tonalidades complicadas y optó por esta paleta más simple y llamativa, apalancada por la repetición de formas obsesivas, con las que logra dar una sensación de movimiento, dinamismo visual y profundidad.
Volúmenes Concéntricos está conformada por un compendio de piezas entre las que destacan: Miranda, Módulo MMV, Baroque, Plateia, Crisantemo, 540°, Estudios de Plegado y Vesica Piscis, por nombrar algunos, obras que cuentan con la genialidad y maestría de este hacedor geométrico con una vasta experiencia en la confección de origamis a gran escala.
En este sentido, Javier Miranda destacó que a lo largo de sus 20 años dedicados al quehacer plástico se ha desmarcado de la presión de querer demostrar o transmitir un sentimiento específico, por lo que detalló que sus obras están dispuestas para que el público las consuma y decodifique el mensaje que más se adapte a su visión.
“Perdí esa necesidad de esperar, yo simplemente hago obras para comunicarme yo, y me quedo tranquilo, me gusta que cada persona tenga su sensación por separado, pues el arte es como la comunicación, puedes decir algo a 100 personas y 100 personas van a entender lo mismo, pero si pones una obra delante de 100 personas, es maravilloso que cada una de ellas entienda algo totalmente distinto”, concluyó.
Texto: Javier Méndez
Fotos: Natalia Jaua