La Historia del Congo fue presentada en el Teatro Bolívar en el Fesitpven 2024

Prensa MPPC (31/03/2024).- El grupo teatral “Congo Jazz Band”, presentó en las tablas del Teatro Bolívar de Caracas, la historia denominada “Congo”, cuya obra relató la historia de esta nación africana, desde el momento en que el rey de Bélgica Leopoldo II en 1878, tenía el sueño “de acuerdo al libreto interpretado por los artistas”, en querer tener una colonia, que (era un sueño de niño) debido a que otras naciones europeas tenían territorios a ultra mar o espacios ocupados imponiendo su cultura, idioma, religión y economía, a cambio de apoderarse de esas tierras, de personas para esclavizarlas y de sus recursos minerales.

Una pieza que inició con una canción en buen francés, (inclusive los asistentes a este espectáculo se enteraron que tanto en Congo como en Bélgica se parlé en francés wui wui, ca va bien), en la presentación con el tema musical, relata sobre Mario Luambo quien es catalogado por los congoleños como el “padre y maestro de la música tradicional de esa extensa nación”, mientras que el actor y vocalista Marcel Maukita, se presenta y luego dice el resto del elenco quienes en ese momento son músicos: Alvie Bitemo como bajista; Miss Nat como guitarrista; Dominique Larose tocando el instrumento de percusión llamado cajón, además de los coristas Abdon Fortune y Criss Nianguna.

Luego los dos coristas y la guitarrista, pasan a ser dos actores en la obra, Criss interpreta a Leopoldo II, Abdon al colonizador Morton Stanley, y Alvie a la reina Maria Enriqueta.

En la primera escena, Leopoldo habla con la archiduquesa, María, de sus problemas maritales y de su sueño de tener una colonia, debido que otros reyes han tenido o poseen territorios fuera del continente, sintiéndose inferior a otras monarquías; pretendía comprar otros espacios, como Egipto, parte del Río Nilo entre otros sitios de África. “Solía jugar con un globo terráqueo y siempre quedaba en el continente africano”, a lo que la archiduquesa le decía que dejara de soñar y que fuese mejor un rey para los belgas y sobre todo para su familia.

Seguidamente, Leopoldo se reúne con Morton Stanley (como sucedió en la vida real), pero en la obra se contaba con un estilo lleno de sarcasmo y con algo de comedia, (tragicomedia dirán algunos), pero sin descuidar el contexto histórico. Fue cuando Stanley, un hombre con un pasado estadounidense, quien recorrió el continente africano bajó la nacionalidad inglesa, le habla de ese territorio “sin dueño y sin ley” pero habitado por 20 millones de personas, que podría ser su colonia.

Stanley accede a la colonialización inmediata del territorio africano, para robarla; Leopoldo de su bolsillo “compraría” la zona y la declararía Leopoldoville llamado también Estado Libre del Congo, imponiendo el idioma, humillándolos, haciendo ver que era bueno mientras torturaba, mataba a todos los elefantes por sus marfiles; luego de esta calamidad vino una crisis económico.

Leopoldo ve el impulso del caucho como un negocio que ya era cotizado en el Wall Street de Estados Unidos, debido al nacimiento de la industria automotriz y de las bicicletas, y fue cuando explotó torturando a los congoleños desde la mutilación hasta otros delitos, hoy catalogados como crímenes de lesa humanidad y violaciones a los Derechos Humanos, haciendo que en pocos años se redujeran a la mitad su población.

Cuando explotó el escándalo a finales del siglo antepasado de las barbaries de la corona belga, Leopoldo II no mostró nada de arrepentimiento basándose en que la vida de los negros no valen nada, además de que el compró su territorio, como también consiguió espacios en China y en Albania, hasta que el parlamento belga obligó a ceder, quemando todos los archivos.

En 1960, una emisora en Congo afirmó que ya era una nación “independiente”, pero con 12 millones de habitantes solamente 16 personas tenían el grado de ser profesionales universitarios, algo que era imposible; los belgas habían dicho que daban la libertad para evitar un conflicto como sucedió entre Argelia y Francia en esos tiempos; después de la explotación del marfil, del caucho, también iniciaron con la del subsuelo, llevándose los minerale en toneladas que fueron usados inclusive en las dos Guerras Mundiales, eso sí Congo cada vez más pobre y más aislada a la luz del conocimiento.

Previo en la era de la Congo-Belga, Leopoldo “según la obra” se cansó de reinar en su palacio en Amberes (capital de Bélgica), se fue a buscar “cariñositas· en París (capital de Francia) y allá conoció a la meretriz Blanche Delacroix, de quien se volvió loco de amor, aun con una diferencia de 50 años de edad entre ambos, terminó cediéndole a ella gran parte de su fortuna y de sus terrenos, nombrándola varonesa de Vaughan, aunque ella también tuvo dos amantes, según le terminó pariendo dos hijos “cosa que nadie cree” al monarca; Leopoldo II terminó muriendo a los 74 años de edad, sustituyéndole en el trono Alberto I.

Mientras Bélgica con esos robos de Leopoldo llegó a ser la segunda economía más grande del mundo, Congo seguía sumida en la pobreza con un altísimo número de analfabetos; mientras Leopoldo construyó muchas obras en su nación europea, la africana seguía siendo rural. “Se apoderaron del mundo y no nos informaron, se apoderaron de todo y no nos consultaron”, cantaban los artistas en el escenario a manera critica en como por un lado las potencias europeas se impusieron en África (cabría decir también América Latina y parte de Asia).

Luego en la obra ponen en escena la llegada de Patrick Lumumba, interpretado por Marcel, quien recordó el famoso discurso de este “dios” congoleño, quien fue el primer ministro de esa nación, pero traicionado por su ministro de defensa Motubu (quien luego se volvería el dictador de ese país) y vendido a la CIA, pero quien ayudó a abrir los ojos a millones de sus compatriotas y del mundo africano diciendo que los blancos son personas como los negros y que realmente siempre han sido colonia desde que Leopoldo llegó a la vida de ese país.

Lumumba fue asesinado y sin una tumba, además mutilado su cuerpo con el uso de líquidos inflamables, hoy no tiene una tumba; Gerard Soete, quien luego de ese magnicidio se fue el encargado de desmembrar el cuerpo del gran líder congoleño, partió a Bélgica y vivió hasta el año 2000 muriendo sin pagar ese delito.

Tras el acto, la viceministra de Cultura, Karen Millán entregó un reconocimiento al elenco congoleño por la participación en el 3er Festival Internacional de Teatro Progresista 2024; felicitó a cada uno de ellos por la puesta en escena de la historia congoleña y del estilo en que la contaron con música y con la interpretación.

T y F: Miltiño Ochoa / Prensa MPPC

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