Pabellón de la República Bolivariana de Venezuala en la 18° Exhibición Internacional de Arquitectura La Biennale di Venezia

La historia de la Universidad Central de Venezuela UCV se inicia con la fundación del Colegio Seminario Santa Rosa de Lima por Antonio González de Acuña en 1673 e  inaugurado el 29 de agosto de 1696 por Diego Baños Sotomayor. Fue la capilla del Seminario la primera sede de la universidad en donde solo se impartían clases de teología, medicina, filosofía y derecho, todas en idioma latín. Irónicamente, en la capilla del seminario se declaró la Independencia de Venezuela el 5 de julio de 1811, y fue en esa misma institución donde se formaron muchos de los firmantes del acta.

Consolidada la independencia política de Venezuela en 1821 la Universidad Central de Venezuela asume lentamente un proceso de adaptación al modo de vida republicano, iniciado formalmente con la aprobación de los nuevos Estatutos Republicanos de 1827, elaborados por el Claustro y por el poder ejecutivo nacional asumido entonces por un Simón Bolívar que hacía su última visita a Caracas.

Estos Estatutos acabaron marcaron el inicio de fin de la discriminación social y racial en el ingreso a los estudios y la docencia universitaria, igualmente y por iniciativa del Libertador la Universidad de Caracas recibió bienes inmuebles, entre ellos las mejores haciendas de cacao del país, para permitirle a la institución disponer de las rentas suficientes para su funcionamiento y crecimiento.

Por todo ello una nueva Universidad autónoma en instituciones y recursos se perfilaba bajo la guía rectoral del Dr. José María Vargas en la década de 1830 y que se proyectaría hasta la década de 1870, con el rectorado del Dr. Alejandro Ibarra.

Este ambiente de crecimiento, pero también de desarrollo crítico, cientificista y experimentalista, animado en parte por el ambiguo modelo de positivismo asumido por los académicos venezolanos, desde Adolfo Ernst y Rafael Villavicencio hasta Luis Razetti y Elías Toro, entre muchos, ambiente de progreso que no se correspondió con en el contexto político nacional, sin poder cortar con un clima de libertad ciudadana ni de evolución democrática, pues contrariamente a ello, se iniciaba con el régimen del Gral. Antonio Guzmán Blanco y seguido con el del Gral. Joaquín Crespo, entre 1870 y 1898, el establecimiento en Venezuela una “tiranía liberal”, bajo cuya sombra la Universidad sufrió el despojo de su autonomía y de su patrimonio material heredados de tiempos coloniales y de los inicios republicanos. Tales despojos fueron precariamente compensados por remodelaciones en las edificaciones y algunos decretos y recursos presupuestarios.

 

La necesidad de crear u nuevo recinto universitario, que pudiera albergar una moderna facultad de medicina y hospital clínico se debió en parte al colapso entre los años 1930 y 1940 de la capacidad del Convento de San Francisco y del Hospital Vargas (ubicado este al norte de la capital), y al crecimiento de la población estudiantil, lo cual había obligado a las autoridades universitarias a dispersar las facultades por la ciudad.

Fue por ello que el 2 de octubre de 1943 el presidente Isaías Medina Angarita decretó la creación de otra sede universitaria y se constituyó el Instituto de la Ciudad Universitaria (ICU), organismo adscrito al Ministerio de Obras Públicas encargado de coordinar la construcción. En esta decisión jugó un rol fundamental el entonces Rector Antonio José Castillo, quien insistiera en la necesidad de reunir todas las facultades, escuelas e institutos de la UCV en un solo núcleo.

Para ello el Gobierno Nacional expropio los terrenos de la Hacienda Ibarra (antigua propiedad de Simón Bolívar), que en ese momento estaba ubicada en las afueras de Caracas (en poco tiempo el crecimiento urbano de la ciudad rodeo el campus universitario transformándolo en un nuevo centro de la capital).

La construcción de la Ciudad Universitaria de Caracas se demoró algo mas de 20 años, habiendo sido realizada gran parte de ellas durante el gobierno del general Marcos Pérez Jiménez, habiendo el mismo inaugurado el 2 de Marzo de 1954 en Conjunto Administrativo – Cultural, integrado por la Plaza Cubierta, el Aula Magna y la Biblioteca Central, con motivo de la celebración de la X Conferencia Iberoamericana en Caracas.

La Ciudad Universitaria de Caracas CUC se caracteriza por la fusión de la arquitectura, el urbanismo y el paisajismo con las artes, siendo este hecho el que la lleva a ser declarada por la UNESCO como Patrimonio Cultural de la Humanidad en el año 2000.
La CUC representa el máximo desarrollo de las ideas exploradas por la creatividad de Villanueva y un equipo de profesionales que desde sus distintas áreas de experticia trabajaron durante más de dos décadas. El énfasis del arquitecto consistió en la búsqueda de los más altos ideales y proposiciones del urbanismo, la arquitectura y el arte modernos, cómo se afirmó anteriormente.

A lo largo del tiempo, la crítica internacional ha reconocido y celebrado la colección de obras que integran su proyecto “Síntesis de las Artes”, creadas por una generación de artistas jóvenes venezolanos, junto a reconocidos artistas internacionales, convirtiéndose muchas de estas obras en símbolos universitarios, como el Pastor de Nubes, de Jean Arp y el Amphion, de Henri Laurens, ambas situadas en la Plaza Cubierta. También destaca el monumental vitral de Fernand Léger, en la hall de la Biblioteca Central; la policromía de la Facultad de Arquitectura de Alejandro Otero y de manera especial los Platillos Voladores, de Alexander Calder, en el cielorraso del Aula Magna, obra considerada como uno de los mejores ejemplos contemporáneo de síntesis entre arte, arquitectura e ingeniería acústica.
 

Dr. Alberto Navas y Blanco

Plano indicativo actual de la ubicación de los diferentes edificios del campus de la Universidad Central de Venezuela UCV
Trabajos de recuperación de una de las fachadas del Hospital Clínico Universitario en marcha.
Dos habitaciones del Pabellón Infantil del Hospital Clínico Universitario en las cuales se recuperaron los colores originales especificados en el proyecto del Maestro Villanueva
Una de las escaleras internas del Hospital Clínico Universitario al termino de los trabajos realizados.

INSTITUTOS DE MEDICINA

 

Considerados por la crítica arquitectónica, como edificios de transición entre la Escuela Gran Colombia, (1939), la urbanización de El Silencio, (1941), la Escuela Técnica Industrial, ETI, (1946-1947), y su obra maestra del complejo central del Rectorado, Plaza Cubierta, Aula Magna y Biblioteca Central (1952-1953); esta ha tendido a subrayar el carácter ambivalente con que se resuelve la arquitectura y el planteamiento urbano de esta primera etapa, definido básicamente por:

  • El rol que en términos urbanos juegan los edificios de los institutos de Medicina Experimental, Anatomía y Hospital Clínico, como elementos estructuradores fundamentales de las relaciones urbanas de los primeros diseños del campus de 1943 y 1944, basados en el uso de la simetría como recurso de organización y jerarquización centralizada del plan, planteamiento de conjunto cuya raigambre académica se atribuye a la formación de Beaux Arts de CRV.
  • El carácter de “piezas libres” que se atribuye a los edificios de los institutos de Anatomía Patológica y Medicina Tropical, en tanto que su disposición periférica no depende del sistema principal de relaciones axiales del grupo mencionado anteriormente.
  • El tratamiento plenamente moderno con que se resuelve funcional y formalmente la arquitectura del conjunto de los 6 edificios, por contraste con el carácter académico del planteamiento urbano,

Enfrentados a esta perspectiva, la posibilidad de una relectura de esta primera etapa debe partir de la premisa de que no existe en Carlos Raúl Villanueva (CRV), una concepción disociada entre espacio arquitectónico y espacio urbano. Por el contrario, su concepción coincide plenamente con lo que, años más tarde, Bruno Zevi (1948-1976. p 28) definirá como la doble responsabilidad de toda obra de arquitectura: creación simultánea de “los espacios internos, definidos completamente por cada obra arquitectónica, y los espacios externos o urbanísticos, que están limitados por cada una de ellas y sus contiguas”; premisa que viene confirmada a partir de las primeras imágenes que tenemos del proceso de ideación del campus, sintetizadas en los planos de conjunto de 1943 y 1944, donde los edificios del Hospital Clínico, Instituto de Medicina Experimental, e Instituto de Anatomía, responsables de estructurar la concepción espacial urbana del campus en lenguaje neoclásico, aparecen prefigurados en planta con las mismas características que tendrán luego de haber sido desarrollados, entre 1945 y 1947, a nivel de proyecto ejecutivo, por la oficina técnica de ingeniería independiente de Pardo, Proctor, Feeman & Mueser, Ingenieros Consultores, con la asesoría arquitectónica y supervisión de CRV, hecho que pone en evidencia que para 1943,.esta temprana prefiguración responde a la existencia de un completo desarrollo a nivel de anteproyecto de arquitectura, simultáneo con el desarrollo del plan de conjunto urbano del campus.

En este sentido, la posibilidad de una reinterpretación de esta naturaleza exige invertir el orden del razonamiento crítico, para, en lugar de entender esta primera etapa como proceso que parte de una concepción urbana académica, resuelto mediante una arquitectura de lenguaje moderno, entenderlo como parte de un proceso de búsqueda arquitectónica plenamente moderna, que, por razones circunstanciales, se resuelve en términos urbanos en lenguaje académico.

Desde esta perspectiva, los seis edificios de la primera etapa, incluido el caso especial de Higiene, no constituyen una especie de paréntesis dentro de la búsqueda arquitectónica de CRV, sino que son parte, sin solución de continuidad, y el hilo conductor, de su búsqueda paciente; desarrollo que tiene entre sus más significativos eslabones precedentes, la experiencia fundamental en términos educativos y de lenguaje arquitectónico moderno de la Escuela Gran Colombia de 1939; la experiencia arquitectónica y urbana de El Silencio de 1941, de la cual rescata el lenguaje arquitectónico plenamente moderno con que se resuelve la relación ambiental de los patios internos y las viviendas; a la que se suma, a partir de 1946- 1947, la síntesis, a nuestro juicio fundamental, de la Escuela Técnica Industrial, en la cual Villanueva, a partir de la experiencia de la Escuela Gran Colombia, articula las funciones de vivienda, servicios, áreas administrativas, talleres, y ambiente natural, utilizando la circulación abierta y el pasillo cubierto como elemento articulador, y explora las posibilidades tecnológicas del concreto y el acero para la solución de los espacios de mayor dimensión, como el comedor y los talleres.

En el contexto de este proceso de reflexión arquitectónica, la concepción académica asociado al proceso de ideación del planteamiento de conjunto urbano del campus de la Ciudad Universitaria de Caracas, puede ser caracterizada como lo que Giulio Carlo Argán (1973. p17) denomina arquitectura de composición, que evolucionará a la concepción plenamente moderna de arquitectura de determinación formal, en la medida en que la síntesis arquitectónica que está ya presente en la ETI se nutra de la experiencia del proceso de exploración de las posibilidades estructurales y de lenguaje del concreto, a través del diseño de los pasillos cubiertos (1948), y de los Estadios Universitarios (1949-1952), a lo cual debe sumarse la exploración que, en paralelo, Villanueva realiza en la zona de comedor y espacios sociales del edificio de la Escuela de Enfermeras (1953), todo lo cual dará lugar a la síntesis maestra, arquitectónica y urbana, de los edificios de la zona central administrativa y cultural de los años 52 y 53.

A propósito de este proceso de composición espacial urbana, y en relación con las críticas formuladas acerca de una relativa falta de unidad entre el conjunto central, formado por los edificios del Hospital Cínico y los institutos de Medicina Experimental y Anatomía, y los institutos supuestamente “libres” de Anatomía Patológica y Medicina Tropical, si bien la crítica arquitectónica coincide en subrayar la raigambre genéricamente neoclásica con que se resuelve la primera etapa de la Ciudad Universitaria de Caracas, asociada a uso de la simetría como recurso de organización y jerarquización del planteamiento urbano a cargo del los edificios del Hospital Clínico y los institutos de Medicina Experimental y Anatomía, poco o nada se dice, en cambio, del sentido propiamente clásico con que están a su vez concebidos los cuatro edificios de los institutos de medicina, incluidos aquí los de Anatomía Patológica y Medicina Tropical, como parte integral de las relaciones unidad y totalidad urbana de esta primera etapa del plan de 1942-43, cuya concepción responde a lo que Sigfried Giedion, (1971- 1975. p.3) define como etapa final de la primera concepción del espacio, que culmina con la arquitectura griega, en la que los edificios se alzan como volúmenes de espacios radiales, interactuando por presencia, y la columnata del templo griego, generadora de sombra, juega un papel determinante. columnata cuya referencia en los edificios del Instituto de Anatomía Patológica y de Medicina Tropical, no puede ser considerada sino como parte de esta precisa intención arquitectónica y urbana, intencionalidad que debemos interpretar como esfuerzo de recomposición de una totalidad condicionada por la presencia desproporcionada del edificio del Hospital Clínico, que finalmente Villanueva no logrará equilibrar completamente a través de las relaciones con los institutos, frente a lo cual surge el recurso de la desintegración de la presencia del Hospital Clínico encomendada a Mateo Manaure (1954) a través del uso del color.

Es necesario recordar, sin que estemos sugiriendo que se trate de una referencia literal y directa, que para Giedion esta primera concepción del espacio expresa ya un nuevo modo de vida, el modo de vida democrático; sentido que viene a coincidir con la apreciación que de la arquitectura de la Ciudad Universitaria de Caracas hiciera Sibyl Moholy-Nagy. (1964. p.35) como “…medio que estimulará al alumno a superarse, sin renegar del espíritu democrático. …para crear una imagen de la vida universitaria cuya realización no podía cumplirse sino en el futuro”; futuro que, en el caso de Medicina, está claramente asociado a su concepción como facultad basada en institutos de investigación, responsables de la formación teórico-práctica de la carrera, que se nutre del desarrollo de la investigación científica que realizan; mientras la formación práctico-teórica tiene lugar preminente en el Hospital Clínico

Dicho lo anterior, el sentido de las consideraciones de orden arquitectónico antes expuestas respecto al conjunto de edificios pertenecientes al área médica, no queda claro si no se entiende que su contenido esencial está pensado, muy por encima del de la formación profesional, para ser una de las piezas fundamentales de la construcción de un pleno desarrollo científico del país, condición básica de toda modernidad que, después de 80 años, todavía estamos lejos de alcanzar.

Arquitecto Alfredo Mariño Elizondo. Caracas, 6 de marzo de 2023.

Referencias:

Saber ver la arquitectura. Bruno Zevi Editorial Poseidon, Buenos Aires, Argentina. (1948-1976. p 28)

El concepto del espacio arquitectónico. Giulio Carlo Argán. Editorial Nueva Visión, Buenos Aires, Argentina. (1973. p17)      

La arquitectura, fenómeno de transición. Sigfried Giedion, Editorial Gustavo Gili, Barcelona, España. (1975. p 3) 

Carlos Raúl Villanueva y la arquitectura de Venezuela, Sibyl Moholy-Nagy. Editorial Lectura, Caracas, Venezuela. (1964. p.35)

“Conceptualmente vinculado al claustro, pero esencialmente lineal en su desarrollo, el portícado establece una faja de transición entre un interior y su correspondiente exterior, constituyendo una situación urbana recogida y a la vez pública: este espacio de sombras está directamente vinculado a los escenarios de la vida colectiva”.

“A diferencia de Niemeyer, quien recurre a cubiertas laminares constituidas por planos horizontales, Villanueva dota a los principales pórticos de su proyecto, con formas plegadas de mayor cuerpo, reconstruyendo analógicamente los cielos cóncavos de ciertos pórticos renacentistas y dotándolos de una fuerte expresividad”.

“Difícilmente se los podría considerar elementos expresivos de desafíos estructurales ya que su cualidad primaria reside enfáticamente en su liviandad. Estos pórticos son a los de Villanueva lo que una estructura caligráfica puede ser a una estructura masiva”.

Las tres citas anteriores fueron tomadas de:

Villanueva Los Pasos cubiertos y la idea de ciudad. Rodrigo Pérez de Arce. Primer Premio. II Concurso Internacional Carlos Raúl Villanueva. Mención Ensayo. Colección Incertidumbres y Discordancias. Volumen 2. Ediciones Facultad de Arquitectura y Urbanismo/ Universidad Central de Venezuela. 2004

Edificio para el Museo, Plaza del Rectorado, en construcción. Fotografía de Luis Felipe Toro.

La Plaza del Rectorado está conformada por tres edificios: el del Rectorado, el de Comunicaciones y el Museo de 567 metros cuadrados.

 “Los edificios de esta zona corresponden a un mismo periodo (1952-1953) pero en cada uno de ellos se manifiesta la búsqueda, un tanto asincrónica, de evidenciar, caracterizándola, la función específica …” 1

A la izquierda (de la Plaza) y quebrando la ortogonalidad respecto al Rectorado, el Museo, montado sobre pilotis que permiten la circulación peatonal desde autobuses al costado del reloj hacia la Plaza Cubierta con una cubierta curva como elemento articulador entre el Rectorado y el Museo con una altura que permitía el paso de camiones: el Museo es ciego; el de Comunicaciones tiene ventanas en toda su fachada. Finalmente, uno es para la gente, el otro es para cuadros u objetos.

El Museo flota encima de la gente, se sustrae del ritmo bullicioso de cotidiano universitario. Allí no se llega como al descuido, invitado por la fluidez de las promenades cubiertas de la ciudad universitaria, allí se llega con esfuerzo y deliberadamente, subiendo una estrecha escalera.

Vale la pena mencionar que el edificio del Museo, destinado programáticamente “para la exhibición permanente de las reliquias tradicionales de la universidad” nunca se ha utilizado para sus fines.

SATO, Alberto en La caja del arte. (Los museos de Carlos Raúl Villanueva) Colección Incertidumbre y Discordancia, Volumen 3. Facultad de Arquitectura y Urbanismo / Universidad Central de Venezuela, 2004.

 

 

“El conjunto que forma en centro vital y cultural de la ciudad universitaria comprende el edificio del Rectorado y Administración (4.600 m2), la Plaza Cubierta (2.600 m2), el Paraninfo (430 m2), el Aula Magna (10.800 m2), la Sala de Conciertos (1.650 m2) y la Biblioteca Central (21.100 m2).

Es el complejo más imponente con que cuenta la ciudad; es al mismo tiempo la expresión más definida del poderoso pensamiento arquitectónico de Villanueva, la evidente maestría en el manejo de la luz y de la sombra y de la escala humana. En sus espacios, llenos de vida de forma permanente, de uso intenso e ininterrumpido se hallan integradas extraordinarias obras de arte- esculturas de Pevsner, Arp, Laurens, Lobo y Narváez, murales de Vasarely, Navarro, Léger, Manaure y Vigas, un vitral de Léger- que participan plenamente de la arquitectura”.

GOLDBERG, Mariano. Guía de edificaciones contemporáneas en Venezuela. Caracas Parte 1. Facultad de Arquitectura y Urbanismo, UCV 1982.

 

“La Plaza Cubierta de la Ciudad Universitaria es expresión y resultado evidente del proceso revisionista a que he hecho mención. La propia tipología así lo indica: una plaza que no es lugar único y coherente de visión abarcante, sino sucesión de puntos vista que se anudan y articulan alrededor de centros de atención diferentes, de alto o bajo perfil, como descubriendo el espacio y los factores sorpresivos en una secuencia cinematográfica estrictamente calculada. Hay constancia de archivo de cómo el maestro dedicó un tiempo extraordinario a afinar este espacio hasta hacer vibrar todas sus cuerdas. Y luego el techo: la plaza es cubierta, esto es, rescata y define lo que pudiera ser su lugar en el mundo. El sol y la lluvia del trópico no invitan a las plazas mediterráneas, a las plazas florentinas o sienesas, mucho menos a las plazas parisinas. El trópico, como clima, temperatura, brisa y cálculo de soleamiento, vale la pena repetirlo, es el otro instrumento de conciencia y responsabilidad, pero sobre todo de sensibilidad, que Villanueva interioriza con el tiempo, y con el cual somete a crítica y revisión todo lo aprendido de la arquitectura moderna europea. La luz y sus resplandores, lo indeterminado del color de la luz que la humedad depura o destempla según las horas en un vaporón de calor, se confirman herramientas de trabajo, y los patios, las ranuras, los golpes de sol, pero también la penumbra y la sombra salvadora, según diría Tanizaki, son admirable material constructivo. El techo, gris, plano y parejo, con su estructura elemental, cumple con su cometido, nada más y nada menos. No pide atención porque la apartaría de la secuencia del recorrido. Es un techo anónimo, pero es expresión de un punto vista, de una perspectiva ambiental, de una clarísima conciencia de ubicación planetaria: en el trópico lo más importante es techar. Creo recordar que un artista, ambiguo por otras razones, durante mucho tiempo en la cuerda floja entre occidente y oriente, el cingalés Geoffrey Bawa, decía precisamente que en el trópico el techo lo es todo.

Al lado, el Aula Magna es la pieza monumental.  Estructura y funcionalidad visual y acústica dominan el partido originario. Pero, he ahí la genialidad de Villanueva, quien llama a un feliz alocado como Sandy Calder para recoger y ampliar su interés de tinte de humanista de la vieja escuela, por la unificación de las artes, y con el verbo de Le Corbusier y de Van Doesburg al canto, realiza ese poema a la forma envolvente, a la alegría moderna, al tremendo salto de escala que estaba implícito en los manifiestos de vanguardia de los años treinta.  Lo que en Europa había sido solicitud y utopía, sueño y deseo, palabras y proyectos, aquí en la pequeña tierra de gracia de Venezuela, veinte años más tarde, se hace realidad. Con la fuerza de un episodio único, el Aula Magna es la obra de arte más alta y espléndida de toda la historia del país y seguramente una de las más interesante y significativa de América Latina y del mundo. La síntesis de las artes, el proyecto que tanto defendió Villanueva y dentro de cuyo contenido realizó obras impactantes, fue un corto episodio sin continuación. Quedó la experiencia de un pasado cuyo futuro no tuvo espacio para reproducirse y crecer. Nos queda a nosotros la tarea de reflexionar sobre las virtudes del azar que nos concede los milagros, sobre las misteriosas reglas que rigen los acontecimientos afortunados y trágicos pero irrepetibles, pero también sobre la conciencia pública del deber de convertir en emblema de socialización común y solidaria una obra vibrante como el Aula Magna y el conjunto que la rodea, ambos nacido como perfectos portadores de una misión pública. ”

La Ciudad Universitaria de Caracas en la obra de Carlos Raúl Villanueva. Juan Pedro Posani. Seminario Internacional Patrimonio Moderno,Universidad Pontificia Católica de Chile, Santiago de Chile. 2003

 

Artista participantes en el proyecto de Integración de las Artes.

 Jean Arp, Miguel Arroyo, Armando Barrios, André Bloc, Alexander Calder, Omar Carreño, Carlos González Bogen, Wifredo Lam, Henri Laurens, Fernand Léger, Pedro León Castro, Baltasar Lobo, Mateo Manaure, Francisco Narváez, Pascual Navarro, Alirio Oramas, Alejandro Otero, Antoine Pevsner, Héctor Poleo, Braulio Salazar

Jesús Soto, Sophie Taeuber-Arp, Víctor Valera, Víctor Vasarely y Oswaldo Vigas

 

“La experiencia acumulativa del Aula Magna reúne sensaciones tan vibrantes que ningún espectador puede escapar a su influjo. Como concepto es admirable para un auditorio universitario porque, cuando el llamado es fuerte e inequívoco, la juventud se siente inclinada a prestar su concurso”

MOHONY-NAGY, Sibyl. Carlos Raíl Villanueva y La Arquitectura de Venezuela. Editorial Lectura, Caracas, 1964. p. 121

“Nadie supo apreciar mejor que Calder la originalidad creadora de los diseños de Villanueva: – Estoy profundamente impresionado por una actitud tan valiente en el empleo de las nuevas formas y estilos en la arquitectura, particularmente en la Ciudad Universitaria – había escrito en 1955. Imponer la idea de construir e instalar los “platillos voladores” en el Aula Magna debió exigir gran valentía. Lo que hice al proponerlos nada es comparado con tal coraje …Ninguno de mis móviles ha hallado un ambiente más extraordinario … o más grandioso. Es éste el mejor monumento a mi arte.“

 

Cita de Alexander Calder en:

MOHONY-NAGY, Sibyl. Carlos Raíl Villanueva y La Arquitectura de Venezuela. Editorial Lectura, Caracas, 1964. p.118 y 119

En esta fotografía publicitaria de la empresa constructora danesa Christiani & Nielsen, tomada 1953 durante la construcción del Aula Magna, se puede observar que ya se había vaciado y retirado los encofrados de las 12 columnas de donde se suspendió una estructura de acero de 100 toneladas, en abanico, que sostiene un techo colgante de yeso, definiendo un espacio interno de 4.400 m2. También se había vaciado en concreto armado la base del escenario, el foso para la orquesta, la gradería del nivel bajo y la losa curva soporte del balcón, que albergarían 2.650 espectadores. Se estaban cerrando las paredes con ladrillo huecos por exigencias acústicas. La estructura fue concebida por Villanueva, los ingenieros daneses de la constructora y Robert B. Newman, el ingeniero acústico de renombre mundial responsable de haber logrado que se reconociera al Aula Magna como una de las salas de excepcional acústica.

La empresa Christiani & Nielsen para esa fecha ya había construido tres años antes (en 1950) el Estadio Olímpico de la universidad, así como instalaciones industriales y de generación eléctrica en diversas partes de Venezuela. Al iniciar la obra del Aula Magna, en solo 5 meses de trabajo hincó los 673 pilotes de 18 y 19 m. para las fundaciones del Aula Magna.

Quizás una de las cosas más llamativas de la fotografía es poder observar un prototipo de una de las “Nubes” de Alexander Calder, suspendida de la piel metálica que se cubrirá con yeso, para comprobar el mecanismo diseñado para variar su inclinación y separación del cielo raso en busca de la perfección acústica. Mecanismo que hoy día siguen funcionando.

El Conjunto Piscina y Gimnasios (piscina olímpica, piscina de saltos y salas para gimnasia, tenis de mesa, esgrima, judo y un consultorio médico, además de un cafetín, fue proyectado por Carlos Raúl Villanueva en el año 1953 y su construcción completada en 1957.

“Las extraordinarias cualidades de diseño, el sorprendente uso del color en la fachada oeste y su ubicación frente al antiguo trapiche (de la Hacienda Ibarra) y con vista hacia del Ávila hacen que este espacio se convierta en uno de los lugares más interesantes de la Ciudad Universitaria”.

GOLDBERG, Mariano. Guía de edificaciones contemporáneas en Venezuela. Caracas Parte 1. Facultad de Arquitectura y Urbanismo, UCV 1982.

Una vista interna de la estructura que soporta las bovedas que cubren el comedor universitario.

Imagen del Comedor Universitario poco tiempo después de haber sido terminada su construcción, al fondo se puede observar dos de las residencias estudiantiles y a la derecha la cubierta de la tribuna del Estadio Olímpico.

El color aplicado por el maestro Villanueva a las bóvedas de concreto que cubren el comedor se perdió con las diferentes impermeabilizaciones que se han hecho con el tiempo y se están recuperando. En primer termino en la fotografía aparece la pequeña tienda y librería recubierta con cerámica hecha con un motivo marino hecho por Francisco Narváez con la intervención de Villanueva.

 

ACERCA DEL EDIFICIO DE LA FACULTAD DE ARQUITECTURA Y URBANISMO 

El edificio de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo, obra del Arquitecto Carlos Raúl Villanueva, se construye entre los años 1954 y 1956 sobre un área de terreno de 5.600 m2. Es esta una edificación fundamental en la obra de Villanueva la cual fue concebida bajo un principio muy personal que retomaba las teorías académicas provenientes de la Bauhaus. Seis áreas de trabajo fueron claramente diferenciadas –composición, construcción, pintura y escultura, urbanismo y teoría–, y todas giran en torno a la torre central de nueve pisos de altura, identificable desde cualquier punto de la Ciudad Universitaria, debido a su forma, color azul y tratamiento tridimensional.

La torre de nueve pisos, levantada sobre un expresivo sistema de pórticos de concreto, constituye una directa referencia corbusiana. Este prisma de acentuada horizontalidad, dispone racionalmente su orientación norte-sur. Hacia el norte abre plenamente su fachada alas visuales de la montaña y desprende en un gesto de protección solar una expresiva piel brie-soleil, hacia el sur, un muro calado sirve de celosía a la intensa luz tropical; hacia el este la fachada cierra completamente manifestando escultóricamente la importancia de la escalera de servicio; hacia el oeste, la fachada se cierra definitivamente. En estas dos últimas fachadas, dos inmensos muros verticales de nueve pisos de altura sirven de soporte a la obra de Alejandro Otero, que desmaterializa a partir del juego geométrico de variaciones de azul, el peso del cuerpo arquitectónico.

La planta baja del edificio conforma una ciudadela pública de múltiples actividades, acusadas por sus cambios de escala y de nivel: salas de exposiciones, biblioteca, cafetines, auditorio y talleres, enlazados entre corredores y pequeños jardines internos y delimitados por muros de pieles caladas, desarrollan el discurso moderno de la fluidez espacial pasando de una situación a otra sin cambios bruscos. Las plantas tipo se estructuran a partir de la sucesión de aulas orientadas hacia el norte unidas por un amplio corredor hacia el sur: la funcionalidad de la planta se organiza a partir de un expresivo núcleo lateral de escaleras y ascensores.

En la planta baja, en torno a la torre y hacia el norte, se disponen los talleres de composición en los que se han estudiado hasta los últimos detalles de iluminación y ventilación y las proporciones dispuestas para mayor comfort al trabajo. En este espacio es notable la dimensión plástica que adquieren las plegaduras de sus cubiertas, las cuales reciben el agua, el aire y la luz convirtiendo el hecho de la protección en una fuente de intensas variaciones. Hacia el sur, y como dos volúmenes autónomos que acusan la extrema funcionalidad, se desprende el auditorio y la biblioteca a doble altura. 

La crudeza de esta edificación fue concebida por Villanueva como un ejercicio mismo de la arquitectura. A lo largo de sus espacios resulta fácil discernir de las tecnologías estructurales, los comportamientos de su infraestructura y la resolución de los detalles como un manifiesto de composición arquitectónica.

Henrique Vera

Fuentes consultadas

Carlos Raúl Villanueva: un moderno en Sudamérica. Juan Pedro Posani, William Niño, Luis E. Pérez Oramas. Fundación Galería Arte Nacional, Caracas. 1999.

Ciudad Universitaria de Caracas. Patrimonio Mundial. Exposición Itinerante 2002-2003. Abner Colmenares et al.  UNESCO, Universidad Central de Venezuela, FAU UCV. 2002.

 

Los edificios de las Facultades de Ciencias Jurídicas y Políticas a la izquierda y el de Humanidades y Educación a la derecha, recién terminada su construcción y sin el paisajismo que hoy las completa. Los edificios de las Facultades de Ciencias Jurídicas y Políticas a la izquierda y el de Humanidades y Educación a la derecha, recién terminada su construcción y sin el paisajismo que hoy las completa.
Una vista nocturna de los edificios de las Facultades de Ciencias Jurídicas y Políticas y el de Humanidades y Educación, con el paisajismo recuperado y mantenido y la iluminación interna y externa en pleno funcionamiento
Una imagen de las dos facultades antes mencionadas tomada una vez se había completado la impermeabilización de sus techos.

PAISAJISMO AL ESTE DEL AULA MAGNA. “LA TIERRA DE NADIE”

El espacio que se conoce como “La tierra de nadie” en el plano del Instituto Ciudad Universitaria (ICU) firmado por Villanueva, lleva el título superior que dice: “Piso en el Campus.” Es un vacío amplio y orgánico con una orientación Norte-Sur y que niega cualquier intención de axialidad sentido Este-Oeste. Está conformado en su borde Este por el Corredor Nº 5, al Oeste por la espalda del Aula Magna y la Sala de Conciertos, al Sur lo delimita el edificio de la sala de lectura de la Biblioteca Central. Al Norte se abre la vista majestuosa de la montaña El Ávila o Waraira Repano, se conecta con el complejo cultural por su borde superior Oeste y con el área verde conocida como El Bosque al Este. En el plano del año 1953: “Urbanismo al sur del aula magna” (Plano Nº U – 22-A. Colección CUC-ICU / COPRED-UCV), correspondiente a este gran vacío, encontramos indicaciones para la textura de piso en cuanto a materiales, tipo de juntas entre paños de cemento, y la orientación de estos en combinación con los del piso de la Plaza Cubierta a modo de integración de ambos espacios. También hay orientaciones para la ubicación de árboles y engramados en lugares específicos. En él queda establecido que no es un lugar diseñado para una densa masa de vegetación, por el contrario, lo que se pretende es un gran vacío, con fines de reunión social e intercambio cultural y también un espacio de contemplación de la “Síntesis de las Artes del campus y el paisaje circundante.

Este espacio se abordó en un principio con una profunda limpieza y desmalezamiento de gramíneas invasoras. Luego se realizó el tratamiento fitosanitario con fertilización, podas de balanceo y retiro de especies parásitas de los árboles perimetrales allí existentes (Plumeria rubra, Handroanthus rosea, Handroanthus chrysanthus, Samanea saman, Hura crepitans). Se escarificó el terreno, se ubicaron los drenajes existentes para comprobar si estaban en funcionamiento. Se realizó la conformación del terreno; bajando el nivel de la tierra siete centímetros por debajo de las superficies y se niveló el terreno en función de los drenajes existentes. Se ejecutó el sistema de riego para los engramados y se puso una capa de cinco centímetros de tierra negra abonada, preparando el terreno para la siembra de rastreras, en este caso la grama de tipo Zoycia emerald. Finalmente se realizó la limpieza de caminerías de concreto y superficies pétreas con hidrojet. Se reforestó bordeando una caminería que conduce a la Plaza Cubierta, con diez árboles de tipo Apamate (Handroanthus rosea) sustituyendo los que fueron plantados en el proyecto original y murieron. Al árbol de gran porte de tipo Samán (Samanea saman) se le colocó iluminación monumental para resaltarlo en horas nocturnas al igual que las obras de arte presentes: Un mural instalado en el cerramiento curvo de la fachada Este de la Sala de Conciertos (Sin título 1954. Material: Cerámica esmaltada. Autor Mateo Manaure) y la escultura (Maternidad 1954. Material bronce patinado y base de granito. Autor Baltasar lobo), que en este gran espacio central del campus se integran a la arquitectura dentro del concepto de la “Síntesis de las Artes Mayores”.

JARDINES EXTERNOS FACULTAD DE HUMANIDADES. “EL DAMERO DE CHAGUARAMOS”

En el volumen vegetal distribuido en forma de tablero dentro de un rectángulo, conocido como “El damero de Chaguaramos,” En el Plano “Jardines entre viviendas y Humanidades” (N° 36-A-1-1-B. Esc. 1:500. Año 1954. Colección CUC-ICU / COPRED-UCV), fue estructurado con la plantación de cuarenta y seis palmas autóctonas de tipo Chaguaramo venezolano (Roystonea venezuelana), de dicho plano podemos observar que el esquema y la implantación realizada para el campus de Caracas, estaba constituido por palmas y árboles de porte bajo haciendo mayor énfasis en cuanto a cantidad de estos últimos. Según las fotografías aéreas revisadas de los años 1958 y 1966 el diseño fue cumplido y ejecutado en el lugar a cabalidad, sin embargo, al recorrer el sitio observamos que este sufrió una importante modificación a finales de los años setenta del siglo XX, cuando se emplazó en una buena parte de este bloque verde junto a la explanada de concreto de la plaza cívica y el asta de la bandera, al edificio para la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales (FACES).

los trabajos de recuperación ambiental de este icónico elemento del campus caraqueño, se iniciaron con la limpieza de sus alcorques retirando la maleza. Posteriormente se plantaron diez Chaguaramos para sustituir los que habían muerto, algunos fueron trasplantados recuperados de otras partes del campus que crecieron en sitios inadecuados y en los otros casos se trajeron de viveros comerciales. Se ha realizado el tratamiento fitosanitario preventivo retirando la tiña (Tillandsia recurvata) de los esbeltos troncos de las palmeras, también las hojas secas. Se realizó la debida fumigación con un insecticida-nematicida con actividad sistémica aplicado al suelo y también la fertilización. Para recuperar la lectura e imagen del diseño original del damero en sus espacios verdes se le puso una capa de cinco centímetros de tierra negra abonada, preparando el terreno para la siembra de rastreras, en este caso la grama Esmeralda (Zoycia emerald). Se colocó una barrera vegetal en el lateral Norte, con la planta arbustiva de tipo Sansevieria trifasciata a modo de protección del paso peatonal intenso que tenía hasta ese momento que debilitaba las especies vegetales y con la finalidad de canalizar a los transeúntes a las caminerías diseñadas para dichos fines por el maestro Villanueva. Se propuso una iluminación de tipo monumental.

JARDINES DEL SECTOR DE LAS RESIDENCIAS ESTUDIANTILES. “EL BOSQUE”

Vinculado al sector de las residencias estudiantiles en el planteamiento original, encontramos el plano: “Viviendas de Estudiantes y Jardines” (Plano N° 17-1A-U6 del año 1951), realizado para la implantación del paisajismo conocido como “El Bosque”, ubicado al Sur de los edificios habitacionales y el comedor. En él podemos observar un sistema de caminerías acompañadas por áreas arboladas, en donde se realizan indicaciones y especificaciones botánicas de árboles y arbustos, además de ciertas recomendaciones generales que permiten conocer criterios de altura y colorido de la vegetación a sembrar.

Esta extensa y densa área verde se encontraba en una situación de mantenimiento diferido por muchos años, tanto en cuestiones de servicios, como también a la ausencia de tratamiento fitosanitario del arbolado urbano, lo que permitió la proliferación a gran escala de parásitas tales como Phthirusa sp, y de epifitas tales como la Tillansia recurvata, también de un hongo que se conoce como “Escoba de bruja” y variedad de ficus alojadas en su mayoría en los árboles emblemáticos de la ciudad universitaria. También encontramos la pérdida de ejes y cuadriculas de Chaguaramos (Roystonea venezuelana). Se procedió a realizar el debido tratamiento fitosanitario eliminando toda la vegetación parasita; en el caso de la Tillandsia recurvata de forma manual y en el caso de la planta hemiparásita Phthirusa sp en algunos casos con podas suaves y en los que fue necesario con podas severas. El área se subdividió en 24 sectores en donde existía una población total de 341 especies arbóreas, de las cuales 320 individuos requirieron de atención fitosanitaria. Entre ellos 10 fueron remociones totales de árboles secos muertos en pie y 7 retiros de tocones existentes de talas antiguas para futuras reposiciones.

Con el objetivo de sustituir los árboles perdidos en el transcurso del tiempo, se reforestó al “Bosque” con sesenta y cinco árboles en total, en detalle con las siguientes especies: 5 palmas de tipo Chaguaramo venezolano (Roystonea venezuelana), 1 árbol de Flamboyant (Delonix regia), 5 Amapolas (Plumeria rubra), 6 árboles de Pardillo (Cordia alliodora), 10 árboles de Vera (Vulnesia arborea), 5 árboles de Flor de la reina (Lagerstroemia speciosa), 10 árboles de Jacaranda (Jacaranda mimosifolia D. Don), 15 árboles de Apamate (Handroanthus rosea), 5 árboles de Araguaney (Handroanthus chrysanthus) y 3 Palo de María (Triplaris caracasana Cham).

AREAS VERDES DEL CONJUNTO DE LA FACULTAD DE INGENIERÍA

Los jardines del conjunto de la Facultad de Ingeniería, forman parte de las directrices de los espacios vacíos del campus, en donde se involucraron los estacionamientos insertos entre los cuerpos bajos de los ocho edificios que lo conforman en combinación con áreas verdes, conectados por medio de corredores cubiertos (Plano 25-A-11). A finales de los años ochenta (SXX) la mayoría de sus estacionamientos fueron convertidos en canchas deportivas o áreas verdes y se le colocó tierra y grama sin remover la capa asfáltica. Los trabajos se iniciaron con la remoción de la maleza allí acumulada, se escarificó el terreno y se bajó el nivel de la tierra siete centímetros por debajo de las superficies. Se ejecutó el sistema de riego para los engramados instalando una capa de cinco centímetros de tierra negra abonada, preparando el terreno para la siembra de rastreras, en este caso la grama Esmeralda (Zoycia emerald). Finalmente se realizó la limpieza de caminerías de concreto y superficies pétreas con hidrojet.

Sus jardines cuentan con una importante vegetación arbórea, que forma parte de la colección de la Ciudad Universitaria de Caracas, pero también encontramos algunos frutales que crecieron de forma espontánea y se les permitió su desarrollo muy cerca de edificaciones patrimoniales comprometiendo seriamente el patrimonio y a transeúntes, es por esto que el abordaje al inicio fue de emergencia, se identificaron grandes árboles en proceso de descomposición, como el caso de la especie Bucare o Erytrina Poepoiniana, el cual es capaz de tener un gran desarrollo en altura y masa en corto tiempo y también se caracteriza por ser de vida corta y desplomarse al final de su ciclo de vida.  Fue necesario retirar un enorme tronco en descomposición, en el acceso abovedado, entre el edificio de Ingeniería de Petróleo y de Ingeniería Eléctrica, ya que sus grandes ramas se comenzaron a desplomar de forma espontánea. Seguidamente, se realizaron las podas balanceadas y limpieza de parásitas a los grandes árboles de la especie Caobo (Swiettenia macrophilla) alrededor de 65 individuos, los cuales conforman un importante conjunto arbolado en la propuesta de arborización de los años cincuenta de Villanueva. Asimismo, recibieron tratamiento fitosanitario las siguientes especies: 5 Palo de María (Triplaris caracasana Cham), 3 Apamate (Handroanthus rosea), 2 Samán (Samanea saman), 5 Bucare (Erytrina Poepoiniana), 25 Urape (Bauhinia purpurea), 1 Ceiba (Ceiba pentandra), 3 Yacure (Pithecellobium dulce), 5 Mangos (Mangifera indica),  4 Nogal de la India (Aleurites moluccana), 5 palma de viajero (Ravenala madagascariensis), 25 Chaguaramo cubano (Roystonea regia), 5 Chaguaramo venezolano (Roystonea venezuelana), 4 palmas Washintonia, entre otros.

En cuanto a la colección de palmas presentes en esos jardines, se encontraron en general muy afectadas por el gusano de palma (Brassolis sophorae) y específicamente el Roystonea venezuelana por la anidación masiva de un ave del Sur del país introducida por el tráfico de fauna silvestre en la ciudad de Caracas, conocida como la guacamaya azul y amarilla (Ara ararauna). Estas razones han ocasionado una pérdida importante de ejes y retículas de Roystonea venezuelana, del planteamiento paisajista original de Carlos Raúl Villanueva. En este caso se removieron once troncos muertos de pie de dicha palma (verificando previamente la ausencia de nidos) para plantar nuevamente esta especie autóctona y restituir ese importante eje y preservar la propuesta paisajista, en total se reforestó sustituyendo las palmas muertas 18 Roystonea venezuelana. Se realizó la poda de ramas altas de las Palmas Arecas (Dypsis lutences), ubicadas perimetralmente a los corredores cubiertos, para evitar que sus frutos obstruyan los drenajes y propicien la acumulación de agua en la superficie ondulada propia de esta cubierta.

En el plano “Jardines entre Escuela de Ingeniería y Humanidades” del patio Norte del edificio de la Escuela Básica de Ingeniería (Plano 36-A-1-1c), el Maestro Villanueva propone la siembra de árboles de porte mediano en los alcorques, dicha indicación se realizó una reforestación con la plantación de 20 árboles de la especie Bayrum (Pimenta racemosa).

AREA VERDE CENTRAL INSTITUTO MEDICINA EXPERIMENTAL Y EL INSTITUTO ANATOMICO

El diseño académico que dio origen al primer esquema axial del campus, que partía del Hospital Clínico Universitario combinado con los dos primeros institutos de medicina, tuvo su reflejo en el diseño de caminerías para el área verde entre el Instituto Anatómico y el de Medicina Experimental, este fue concebido inicialmente dentro de un concepto rígido y simétrico (Plano Nº16 – G – 15. Colección CUC-ICU / COPRED-UCV), el cual fue modificado después de construido, y reemplazado más tarde por uno completamente distinto y orgánico (Plano 16 – G – 15 B1. Colección CUC-ICU / COPRED-UCV. Vinculado a las áreas externas del Instituto Anatómico, se encuentra la escultura de Francisco Narváez, título: La Ciencia, año: 1950. Ubicada en la terraza del primer piso, y se aprecia desde los jardines haciendo juego con la otra escultura del mismo autor, ubicada simétricamente en la terraza del edificio del Instituto de Medicina Experimental titulada La Educación, año 1950. En la planta baja en la entrada de ese mismo edificio está un mural de Francisco Narváez, sin título. Año: 1951.

Las actividades ejecutadas en los jardines exteriores perimetrales a los edificios médicos del Instituto de Medicina Experimental (IME) y del Instituto Anatómico (IA), se realizaron actividades iniciando con las podas de grandes ramas de 2 árboles de la especie Jabillo (Hura Crepitans) entre otros, cuyo desarrollo en altura y copa superaron la fachada Norte del IME y abarcaron los techos de ambos edificios, ocasionando la obstrucción de los drenajes y su funcionamiento, simultáneamente se realizaron labores de desmalezamiento de las zonas verdes, para luego retirar con recuperación las plántulas de especies arbóreas que mediante germinación espontanea comenzaron a desarrollarse en juntas y drenajes comprometiendo el funcionamiento de los servicios de ambas edificaciones.

Fue muy importante despejar mediante poda a los árboles de la especie Castaño (Pachira insignis), cuyas ramas muy cercanas a las esculturas de Narváez ocasionaron la alteración, con la humedad que generaban, la apariencia de la piedra de Cumarebo con la cual fueron elaboradas.

Fue necesario realizar un trabajo de nivelación de las losas de concreto con forma libres, que conforman la caminería Norte del jardín central entre ambos edificios y se procedió a escarificar el terreno y se bajó el nivel de la tierra siete centímetros por debajo de las superficies. Se ejecutó el sistema de riego para los engramados instalando una capa de cinco centímetros de tierra negra abonada, preparando el terreno para la siembra de rastreras, en este caso la grama Esmeralda (Zoycia emerald). Finalmente se realizó la limpieza de caminerías de concreto y superficies pétreas con hidrojet para recuperar la imagen del paisaje propuesto en ese gran espacio verde.

Fue necesario realizar podas a las dos grandes masas de bambú (Bambusa vulgaris), ubicadas en la zona verde adyacente a ambos lados del cafetín de medicina cuyo desarrollo en altura y ramas secas representaba un alto riesgo de desplome, pudiendo causar daño al techo del corredor o a los peatones.

REFLEXIÓN FINAL

Es importante entender que una intervención de mantenimiento, a gran escala y de forma intensiva en las extensas áreas verdes del campus, genera un gran impacto visual, normalmente este tipo de trabajo se va haciendo por etapas, haciendo podas de mantenimiento preventivo o el retiro de especies muertas y que si no se realiza de forma exhaustiva podría ocasionar la perdida de la masa vegetal a futuro. Mantener el equilibrio entre preservar el conjunto edilicio con rango patrimonial UNESCO (2000), así como el proyecto de paisajismo original del Maestro Villanueva, y dentro de éste su arbolado y la fauna asociada a esta vegetación, además de velar por la seguridad de las personas que transitan el campus, no es tarea fácil. Se debe trabajar en equipo con una visión global e integral con criterios científico-técnicos. El objetivo principal de estos trabajos está centrado en rescatar el arbolado urbano plantado en los años cincuenta del Siglo XX en el proyecto paisajista original del Maestro Villanueva plasmados en los planos del ICU, y generar las condiciones para que su mantenimiento sea sostenible en el tiempo.

Arq. Dra. Aguedita Coss

Colaboraron con el Maestro Carlos Raúl Villanueva en la materialización de la Ciudad Universitaria de Caracas los siguientes profesionales: 

 

Hospital Clínico Universitario

Anteproyecto, Comisión de Estudios de la Ciudad Universitaria, 1942

arq. Carlos Raul Villanueva, ing. Armando Vegas Sanchez, ing. Guillermo Herrera Umerez

Proyecto estructural y de instalaciones: Pardo, Proctor, Freeman & Mueser Consultores

Ing. Armando Vegas, ing Hérman de las Casas, Ing. Edgar D. Martin, Dr. Thomas. R. Ponton

Proyecto final,

Arquitecto Carlos Raúl Villanueva                                                                      

Ingenieros Ing. Edgar Pardo Stolk, ing. Carlton S. Proctor. ing. William Henry Muesar

Dibujantes, Mario Briceño, E. Palacios, Escobar                                                      

Artista participantes. Mateo Manaure.

 

Instituto de Medicina Experimental e Instituto Anatómico

Ingenieros Oficina de Ingeniería Willy Ossott, Juan Hernández, J. Lira, R. Herrera, Pardo, Proctor, Freeman & Mueser Consultores

Artista participantes. Francisco Narváez

 

Instituto Anatomopatológico e Instituto de Inmunología

Ingenieros Pardo, Proctor, Freeman & Mueser Consultores, Kaltenstadler

Dibujantes, Mario Briceño, Facci Lodi, J.P.T., Brkich, David León, G. Bermúdez, Yolanda Roz y F. de Llano.

 

Escuela de Enfermeras / Escuela de Medicina Luis Razetti

Ingenieros Pardo, Proctor, Freeman & Mueser Consultores. Dr. Ellemberg   

Dibujantes F. de Llano, Rupérez, M.M. Claudet, Brkich, Walder, Brundri, Savino.

Artista participantes. Braulio Salazar.

                       

Instituto de Medicina Tropical

Ingenieros J. Brgek, Bolt Beranek & Newman, Inc., C. Hiedra, J.A. Delgado

 

Escuela Técnica Industrial

Ingenieros Oficina de Ingeniería Willy Ossott.

Dibujantes G. Savino, G.A. Suárez, G. Bermúdez, Padrón, F. Barrios

Artista participantes. Mateo Manaure.

 

Residencias Estudiantiles y de Profesores

Ingenieros J. Brgek

Dibujantes G. Bermúdez, L.V. Brkich, Belisario, E. Eskenazi, Gavino, F. de Llano, I.T. Mora, Juan Pedro Posani, A. Rodríguez

 

Comedor Universitario y Tienda

Ingenieros Kravchenko

Dibujantes G. Bermúdez, L.V. Brkich, Belisario, E. Eskenazi, Gavino, F. de Llano, I.T. Mora, Juan Pedro Posani, A. Rodríguez

Artistas participantes. Mateo Manaure (Techo) y Francisco Narváez (mural)

 

Instituto Botánico

Ingenieros Bolt, Beranek & Newman Inc., B. Kasimirov, Miller. y C.L.P.

Artistas participantes. Wifredo Lam y Francisco Narváez

 

Jardín Botánico

Ingeniero Brcek

 

Conjunto de Edificios de Ingeniería

Ingenieros Salomón Epelboim, Hiedra López, Kaltenstandler, J.A. Delgado

Artistas participantes. Alejandro Otero, Mateo Manaure

 

Estadio Olímpico

Ingenieros L. Bello. Blas Lamberti, Alfredo Rodríguez Delfino, ChristianI &

Nielsen, C.L.P.

Dibujantes Bianchet, Puig, Franco Acaleo, Bríton, I. Walder, W. Suesskind, Mara, S. Shlajav, Rupérez

Artistas participantes. Carlos González Bogen, Mateo Manaure, Francisco Narváez, Armando Barrios.

 

Estadio de Beisbol

Ingenieros Stellingtani, Oscar Pardo y Karabanovich

Dibujantes Bianchet, Puig, Franco Acaleo, Bríton, I. Walder, W. Suesskind, Mara, S. Shlajav, Rupérez

Artistas participantes. Carlos González Bogen, Mateo Manaure, Francisco Narváez, Armando Barrios.

 

Conjuntos Piscinas y Gimnasia Olímpica

Ingenieros Salomón Epelboim, Hiedra López, R. Kaltenstandler, J.A. Delgado

Dibujantes Peña Jaimez, Escobar, Carlos Escalona, Víctor Marchena, López

Padrón, Jesús Díaz, F. Ramírez, M. Alvarado, Luis M.L, F. de Llano, Isabel

Teresa, A. Iglesias y B. Werner

 

Edificio del Rectorado

Artistas participantes. Pedro León Castro, Héctor Poleo y Oswaldo Vigas

 

Plaza Cubierta

Artistas participantes Jean Arp, Henri Laurens, Baltasar Lobo, Fernand Léger,

Mateo Manaure, Pascual Navarro y Víctor Vasarely

 

Aula Magna

Construcción, ChristianI & Nielsen.

Consultor en Acústica Bolt Beranek & Robert Newman, Inc.

Artistas participantes. Alexander Calder, Carlos González Bogen y Mateo Manaure.

 

Sala de Conciertos

Ingenieros en Acústica Bolt Beranek & Robert Newman, Inc.

Artistas participantes. Mateo Manaure, Pascual Navarro, Víctor Vasarely y Antoine Pevsner.

 

Biblioteca Central

Artistas participantes Carlos González Bogen, Fernand Léger, Pascual Navarro y Alirio Oramas

 

Pasillos Cubiertos

Ingenieros R.L. Herrera, Ramos, Juan Otaola Pavan, Oscar Benedetti,  Pietri, S.     Sagarna, R. Kaltenstandler y Jakovlev

 

Estructuras Libre

Ingenieros R. Kaltenstandler y Jakovlev

 

Facultad de Humanidades y Educación

Artistas participantes Jean Arp, Sophie Taueber-Arp y Víctor Valera

 

Facultad de Arquitectura y Urbanismo

Ingenieros R. Kaltenstandler, A. Kravichenko y L. Arocha, Antonio J. Fuenmayor y C.

Rodríguez Uzcanga

Artistas participantes

Alejandro Otero, Miguel Arroyo, Alexander Calder, Gego, Mateo Manaure, Francisco Narváez, Alirio Oramas, Jesús Soto y Víctor Valera

 

Facultad de Odontología

Ingenieros Salomón Epelboim, Hiedra   López, R. Kaltenstandler, J.A. Delgado y        Fernández Esté.

Artista participante Mateo Manaure,

 

Facultad de Farmacia

Ingenieros Salomón Epelboim, Hiedra López, R. Kaltenstandler, J.A. Delgado y        Fernández Esté.

Artista participante Mateo Manaure,

 

Facultad de Economía y Ciencias Sociales

Arquitectos Carlos Raúl Villanueva con la colaboración de Gorka Dorronsoro y Juan Pedro Posani

 

Escuela de Ingeniería Sanitaria

Arquitectos Carlos Raúl Villanueva con la colaboración de Gorka Dorronsoro

 

Gimnasio Cubierto

 Ingeniero Rodolfo Kaltenstadler

Construcción Técnica Constructora, C.A

Constructora Sur-Americana, C.A. (CONSACA).

 

Artista participantes en el proyecto de Integración de las Artes.

 

Jean Arp, Miguel Arroyo, Armando Barrios, André Bloc, Alexander Calder, Omar Carreño, Carlos González Bogen, Wifredo Lam, Henri Laurens, Fernand Léger, Pedro León Castro, Baltasar Lobo, Mateo Manaure, Francisco Narváez, Pascual Navarro, Alirio Oramas, Alejandro Otero, Antoine Pevsner, Héctor Poleo, Braulio Salazar, Jesús Soto, Sophie Taeuber-Arp, Víctor Valera, Víctor Vasarely y Oswaldo Vigas